El rostro femenino de la Mara Salvatrucha.

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No se sabe con precisión cuántas mujeres han jurado lealtad a la MS-13, aunque expertos creen que cada vez son más y afirman que ahora participan en actividades violentas, asesinatos, tiroteos, robos, secuestros y ataques.



Algunas de ellas ingresan a través de sus parejas, pero luego se van adaptando a la convivencia, se involucran en crímenes y ya no pueden salir.


La desigualdad social, la violencia sexual, el maltrato infantil, la deserción escolar y el fácil acceso a las drogas, son algunos factores que también influyen para que ellas entren a la MS-13.


“Buscan un grupo que les ofrezca protección, afecto, recursos e identidad”, cita un informe sobre las mujeres en las maras en Centroamérica que elaboró el grupo Interpeace. 



Embarazarse o tener hijos es la principal razón de su salida de la organización. En la imagen, Rumalda Fernández, integrante de la MS-13, cuidaba a sus hijos en una cárcel de Honduras. 


Otras salen muertas de las maras. En la foto se observa el cadáver de una mujer que falleció debido a la guerra entre pandillas en Guatemala.







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